El desarrollo es un término que ha regido la discusión sobre lo que pueblos y gobiernos tenían que alcanzar para lograr su consolidación como naciones. En el pasado tuvo un acento economicista, ya que desde las culturas hegemónicas se juzgaba a algunas naciones como menos desarrolladas que otras. Esta perspectiva ha cambiado. Cuando al concepto de desarrollo se le agregaron los elementos sociales, políticos, culturales y ambientales, adquirió una perspectiva multidisciplinaria. En la década de los noventa se consolida un enfoque de desarrollo: “que integra la dimensión humana, la preocupación por lo ético, el mejoramiento de la calidad de vida y la expansión de las capacidades y opciones humanas”. Este libro ofrece un sector de la discusión de estos tópicos, revisa la desigualdad y la desconfianza como aspectos que explicarían por qué no existen avances significativos de lo cultural en el desarrollo comunitario. Varios ensayistas reflexionan sobre el desarrollo comunitario y buscan cuáles serían las bases para realizar una intervención desde el ámbito de la cooperación. Uno más estudia el papel del teatro como formador de nuevas subjetividades y de reconstitución del tejido social. Por último, se retoma el uso de los lenguajes artísticos como herramienta útil en la construcción de identidad y ciudadanía, pues contribuye a la transformación positiva de las relaciones interpersonales.